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miércoles, 28 de noviembre de 2007

Prevención ocular

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La única medida preventiva frente a los tumores intraoculares es acudir al oftalmólogo para someterse de forma periódica a revisiones médicas. En ocasiones una metástasis intraocular puede ser el primer hallazgo de un carcinoma de cualquier localización.

Las consecuencias de un diagnóstico tardío del tumor intraocular podría ser desde la pérdida de la agudeza y del campo visual en su totalidad hasta la pérdida anatómica del globo ocular, si el tumor sigue una evolución progresiva hasta alcanzar tamaños muy elevados, siendo necesaria la extirpación del ojo.

  • Síntomas

En el campo de la oftalmología, los tumores benignos más frecuentes son los denominados nevus, y en el caso de ser malignos son los melanomas y las metástasis. En relación a las metástasis conviene recordar que muchas no se diagnostican porque no llegan a producir síntomas durante toda la vida cancerosa del paciente.


En algunos casos de tumores en la infancia, como la retinoblastoma, sí existe un perfil genético claro y se situá en el terreno de lo hereditario, existiendo también formas esporádicas que puede tener una capacidad de transmitirse a los descendientes. Hay otros tumores como el melanoma, con el que se ha especulado mucho sobre si podría tener una causa en el sol o en factores externos. Podemos decir que en la mayoría de los tumores intraoculares no existe un perfil especifico de paciente.

Generalmente, los síntomas delatores de los tumores intraoculares comienzan con alguna alteración visual, como es la percepción de “moscas volantes” o la pérdida de una parte del campo visual. Pero, hay que tener presente, que existen tumores silentes que no tienen apenas manifestaciones clínicas y que únicamente pueden detectarse en un examen rutinario o cuando tienen un tamaño muy elevado.

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