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martes, 29 de mayo de 2007

CUIDADOS PALIATIVOS( CALIDAD DE VIDA EN EL FINAL DE LA VIDA)

martes, 29 de mayo de 2007

Medicina Paliativa

El cáncer despierta miedo. A él se asocia la idea del deterioro, sufrimiento y muerte. Este temor genera creencias que a su vez devienen en los prejuicios subyacentes, que sustentan actitudes de ocultamiento, distanciamiento y segregación.

La enfermedad y la muerte son casi innombrables. La muerte dejo de ser un evento cotidiano, en el que participan la comunidad y la familia para ser algo oculto, medicalizado. La gente dejó de morir en sus casas para hacerlo en los hospitales, conectados a moderna aparatología, pero lejos de sus seres queridos.


La propia palabra(muerte) es una experiencia de la que no poseemos relato, está en el registro de "lo innombrable".

La muerte es una herida narcisística. Los seres humanos no pueden imaginar lo que no ha estado en la experiencia vivida de nadie. La muerte permanece silenciosa y perceptiblemente invisible.

No obstante, la muerte sigue silenciada en el discurso, y es tratada más por la filosofía, la religión y el arte, que por la psicología y la medicina..

Esperanza y calidad de vida son nociones diferentes.
Hoy, es posible prolongar la vida y es un hecho notable, que se logró gracias a la alta especialización de la ciencia. Pero cuando hablamos de la calidad se torna necesario identificar las distintas dimensiones y sentidos posibles.

La Calidad de vida en el paciente oncológico, significa para la Medicina Paliativa, la parte central de su atención y está presente cuando las esperanzas, planes o expectativas de los pacientes son satisfechos por su experiencia.

El propósito general de la medicina ha sido siempre ayudar al paciente: ayudar a vivir y acompañar a morir.

. El objetivo de los Cuidados Paliativos es atender al enfermo y a su familia de forma integral, cuidando los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales, procurando el máximo bienestar posible.

Atender en forma integral a un paciente significa considerarlo como un todo : tratar los síntomas físicos como el dolor, la dificultad respiratoria o la depresión; atender emocionalmente a la familia que también sufre el proceso terminal ayudándole a manejar sus sentimientos, permitirles expresar sus dudas y sus temores; facilitar el mejor entorno social posible, con sensibilidad hacia las necesidades espirituales y la trascendencia del proceso de morir, sin juzgar, sin prejuicios y sin intentar imponer nuestros valores.

Curar y paliar no son incompatibles. Lo paliativo supone relativizar los tratamientos y su posible beneficio. Antes de tomar cualquier decisión hay que conocer si el tratamiento va a tener una real utilidad para el paciente, si le va a permitir vivir mejor, y fundamentalmente, qué opina él al respecto, cuáles son sus deseos y necesidades, considerando que no siempre las opciones son excluyentes.

Libertad a elegir es un derecho humano fundamental y un valor que está por encima de cualquier otro, el respeto a la voluntad del enfermo es el pilar básico que sustenta la relación medico-paciente.

La medicina paliativa es la mejor manera de atender a un enfermo durante el final de su vida, pero esto no quiere decir que permita evitar totalmente el sufrimiento que origina la muerte propia o la de un ser querido.

Más que la muerte a muchos enfermos les preocupa el sufrimiento del proceso terminal durante los últimos meses o semanas de su vida, especialmente si han tenido experiencias de familiares o conocidos que hayan muerto de cáncer con mucho dolor o con experiencias físicas desagradables.

Quienes cuentan con recursos psíquicos que lo anticipen a ‘metabolizar’ el cambio, vivirán de modo menos traumático esta etapa y apelarán a la creatividad, en el sentido de transformar la realidad activamente, conciliando las vivencias penosas, y tratando de darles sentido.
Sin embargo, en algún momento del proceso del morir, la muerte se "personaliza", y aunque siga conservando su carácter enigmático y misterioso, ya no es una abstracción lejana.

Estamos asistiendo a la aparición de tratamientos oncológicos que permiten una supervivencia en muchos tipos de cáncer que hace unos años era impensable, pero muchas veces a costa de un sufrimiento humano innegable. Muchos de estos tratamientos tan agresivos han conducido a lo que se ha llamado el ensañamiento terapéutico

Tal vez, tantos avances científicos hagan que se pierda un concepto que en la medicina tradicional era clave, el concepto de "desahucio": hay personas en las que en un momento dado la medicina no puede aportarles soluciones curativas, pero sí puede aliviarles determinados síntomas mejorando su calidad de vida. Hay un aforismo clásico en Medicina que dice: "el médico puede curar algunas veces, aliviar otras, y acompañar siempre".

Calidad de vida

El valor de todas las intervenciones terapéuticas, ya sean médicas o psicológicas, deben ser analizadas teniendo en cuenta el impacto que las mismas tienen en la calidad de vida.

La calidad de vida es algo difícil de medir. Para muchos, agregar tiempo de sobreviva es sinónimo de agregar valor a la vida, lo que no siempre es correcto.

La dificultad en medir la calidad de vida reside en que tiene un significado diferente para cada persona.

El deterioro físico y la muerte es hechos universales, constantes, irregulares, irreversibles y asincrónicos.

Uno de los parámetros tenidos en cuenta para evaluar la calidad de vida es la "funcionalidad". La funcionalidad física es la que más valoran las personas en general y la que quiere mantener mientras vivan, la funcionalidad psíquica para otros puede ser también un elemento que se desea conservar mientras se esté vivo y la funcionalidad social precisa suficiencia económica y relaciones sociofamiliares o en su defecto políticas adecuadas de pensiones, actividades culturales y ambientales y cuidados sanitarios que le faciliten su adaptación al ambiente y le garanticen un bienestar mínimo es decir, "necesidades básicas garantizadas" (alimentación, vivienda, vestido, salud, cultura y ocio).

El apoyo familiar y social es fundamental en relación a la salud, especialmente la psíquica: las personas necesitan amar y sentirse amadas. La necesidad de sentirse amados no decrece con los años, si acaso, aumentar, como también aumenta cuando se padece de una enfermedad grave y cuando se acerca la muerte.

Entendemos como calidad de vida la satisfacción de vivir con libertad y bienestar, es decir con un funcionamiento físico, social, económico, emocional, que nos permita lograr todos nuestros deseos o nos resigne encontrándonos satisfechos, en paz, queridos, consolados.

Como factores que influyen en la calidad de vida pueden mencionarse los siguientes:

La independencia .

La relación familiar, social, con personas, animales, plantas y las cosas. La soledad objetiva o subjetiva representa un factor negativo

Cómo se acepta la vida.

Tener objetivos, metas, que nos ayude a vivir e ilusionarnos.

Favorecer la autoestima

El sufrimiento como parte de la vida

También la ética, la moral, los valores (el amor, la honestidad, la sinceridad), si los tenemos y practicamos dan sentido a la vida y nos ayudan a reestructurarla de acuerdos a las distintas circunstancias.

La posibilidad de disfrutar del tiempo libre.

El estado psicológico y los recursos psíquicos con los que cuenta la persona.

La satisfacción vital es una de las dimensiones últimas de la calidad de vida. Es imposible que una persona se siente bien en salud y autonomía si está aislada.

El bienestar psicológico se refiere al estado de ánimo, tanto positivo como negativo.

fuentes:http://www.redsistematica.com.ar/aresca.htm


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