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viernes, 16 de enero de 2009

A NIVEL EMOCIONAL EL CANCER EN NIÑOS

viernes, 16 de enero de 2009

ESTOS SON LAS RECCIONES DE LOS NIÑOS Y SUS FAMILIAS FRENTE AL CANCER En los niños las Principales reacciones emocionales El diagnóstico de cáncer conlleva un impacto emocional tanto para el niño enfermo como para todos los miembros de su familia, supone una brusca alteración del ritmo de vida, con serias implicaciones en cada uno de sus miembros. Fase Previa al Diagnóstico: Hospitalización Fase Diagnóstica Fase de tratamiento Fase de vuelta a casa Fase Previa al Diagnóstico: Hospitalización La hospitalización para el niño es una fuente de estrés que conlleva importantes cambios y situaciones negativas: pérdida de contacto con su medio habitual: escuela, amigos... separación de sus hermanos y del resto de la familia ninguna explicación previa, incomprensión de la necesidad de esta hospitalización llegada a un lugar extraño rodeado de personal sanitario procedimientos dolorosos y/o intervenciones quirúrgicas. Es posible que el niño presente problemas de adaptación al entorno hospitalario, manifestados a través de alteraciones en el sueño y alimentación, tendencia al aislamiento, miedo y ansiedad. Fase Diagnóstica -------------------------------------------------------------------------------- Es uno de los momentos más difíciles para los padres y para el niño/a. Es el período en el que también están más necesitados de orientación y apoyo. Por regla general, el niño no es informado sobre el diagnóstico de su enfermedad, aunque esto no significa que no sea consciente del mismo. Los niños saben que están enfermos, son capaces de percibir la gravedad de su enfermedad, aunque evidentemente ello va a depender de su madurez, de la actitud de los padres, etc... Los niños hasta los 5 años carecen de la madurez necesaria para entender completamente la enfermedad, preocupándoles más la separación de sus padres, el abandono y la soledad. Los niños, sobre todo entre los 4 y los 5 años temen el daño físico. Los niños entre 6 y 9 años comprenden que padecen una enfermedad grave. Son capaces de relacionar síntomas, tratamientos y consecuencias, y como su pensamiento discurre dentro de este esquema causa-efecto, pueden considerarse culpables de su enfermedad. A pesar de su mayor desarrollo evolutivo pueden, como los más pequeños sentir ansiedad, ira o tristeza y desarrollar conductas regresivas. Su principal temor es el miedo a lo que pueda pasarle, especialmente en miedo a la mutilación. Los niños preadolescentes y adolescentes son capaces de entender su diagnóstico y tratamiento. Los niños mayores también sienten ansiedad por la separación y por la amenaza a su integridad física, así como por la amenaza a su independencia, apariencia e imagen corporal, aceptación por sus compañeros, la sexualidad y los planes futuros. El impacto psicológico del cáncer puede ser más devastador durante la adolescencia que a cualquier otra edad, ya que la enfermedad y su terapia les alejan por un tiempo de su ambiente y provocan cambios en su físico, les afecta de forma muy especial, surgiendo temores no sólo ante la enfermedad, sino también a la pérdida de un lugar entre sus compañeros, del control de una independencia recién iniciada, de su privacidad y de sus actividades. Sin un adecuado apoyo, todo ello puede repercutir en su autoestima, con consecuencias tanto a nivel emocional como social, relacional y de rendimiento. Además de la información, el niño necesita percibir esperanza y control emocional en los que le rodean. Tener la seguridad de que lo perciben como antes y que aceptan los cambios físicos que ha experimentado, que le traten normalmente. Necesita volver a la normalidad, sentirse como uno más, en definitiva seguir siendo el mismo. Fase de tratamiento -------------------------------------------------------------------------------- Este período se caracteriza por un estado de ánimo más positivo. Los padres y el niño/a se sienten más integrados en el ámbito hospitalario, y más seguros ante la posibilidad de un tratamiento. Existen distintos tratamientos oncológicos, afectando de modo diferente al niño La quimioterapia. De todos los efectos secundarios provocados por este tratamiento, por su implicación sobre la estabilidad emocional del niño destaca: Caída del cabello (alopecia). Este evidente cambio físico hace que el niño se perciba diferente al resto, pudiendo llegar a presentar conductas de evitación social o retraimiento, especialmente en la adolescencia. Neutropenia. Esto se manifiesta clínicamente como anemia, hemorragias o disminución de las defensas ante las infecciones. Cuando esto último ocurre, se hace necesario aislar al niño del exterior. Esta situación supone una deprivación sensorial y social para el niño, que incrementa aún más su situación de aislamiento del exterior. La radioterapia. Genera gran ansiedad al niño por lo desconocido y la frialdad del tratamiento y de la habitación en si misma. Además, ha de permanecer solo, lo que tiende a incrementar las fantasías de dolor y el miedo a lo desconocido, especialmente si el niño no ha recibido información sobre el proceso de tratamiento. Para muchos tumores sólidos, la cirugía es el tratamiento más efectivo. Esta intervención genera un elevado nivel de ansiedad por el desconocimiento del proceso que se va a llevar a cabo, por la extrañeza del medio y de los que le rodean y por la separación de sus padres. Un niño sometido a cirugía padecerá las consecuencias del tipo de intervención sufrida y de su localización. Es especialmente traumática cuando el tumor está localizado en el globo ocular, en un hueso, pues conlleva la amputación parcial o total del órgano enfermo. Dicha intervención altera gravemente la imagen corporal del niño, pudiendo afectar a su autoestima. El trasplante de médula. Este procedimiento médico implica unas condiciones de aislamiento aún más rigurosas que las habituales. Esta intervención genera ansiedad y miedo por las especiales condiciones que le rodean (habitación especial, contacto limitado y totalmente aséptico, catéter...). Fase de vuelta a casa -------------------------------------------------------------------------------- Esta etapa se caracteriza por una cierta "normalización". El niño pasa largos períodos en casa y tiene un mayor contacto con el mundo exterior. Sin embargo, su situación física aún no le permite hacer una vida normal. La vuelta al colegio es una momento emocionalmente muy difícil para el niño. En algunas ocasiones el niño enfermo puede presentar tendencias al aislamiento como respuesta a un sentimiento de inseguridad y vulnerabilidad. También puede aparecer una falta de iniciativa y un menor nivel de actividad. A veces pueden aparecer conductas de "Fobia a la escuela". Estas suelen estar directamente ligadas a las vivencias que el niño tenía en la escuela antes de la enfermedad. Normalmente no aparecen conductas fóbicas cuando las experiencias vividas han resultado gratas y positivas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia de Elena:
http://www.generaccion.com/magazine/articulos/?id=990

terapia de pareja dijo...

Efectivamente un diagnóstico de este tipo rompe con la realidad y el estilo de vida, no solo de la niña o el niño, sino de todo su entorno familiar. Además, a diferencia de los adultos, l@s niñ@s tienen otras estrategías, para enfrentar este tipo de situaciones y la pareja de padres debe contar con una formación para no improvisar unicamente en la educación de sus hij@s cuando tienen esta condiciòn.

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