El tabaquismo es la dependencia de la nicotina. El consumo constante de esta y de otras sustancias que entran al torrente sanguíneo con cada inhalación, originan diversas enfermedades. Constituye, además, una de las principales causas de mortalidad en el mundo, lo que ha contribuido a desarrollar conciencia acerca de su nocividad.
Se sabe que fumar, más que un hábito es una forma de drogadicción, ya que el consumo de tabaco reúne las condiciones para propiciar la adicción: existencia de tolerancia; dependencia; síndrome de abstinencia cuando se interrumpe el consumo y comportamiento compulsivo. El hábito de fumar genera tres formas de dependencia: física, provocada directamente por la nicotina, responsable del síndrome de abstinencia; psicológica: el hábito de fumar se ha convertido en una compañía en diferentes situaciones, y parece imposible cambiar esta relación y social; fumar sigue siendo un acto social, ya que se practica en grupos, en reuniones con amigos y entre los adolescentes entraña tanto una actitud de rebeldía como de pretendida madurez. Entre la lista de enfermedades generadas como consecuencia del tabaco se encuentran: el cáncer de estómago y el de cuello uterino, la neumonía, el cáncer cervical y el de pulmón, el cáncer de riñón, el cáncer de páncreas, las cataratas y la periodontitis, entre otras.
Dejar de fumar no es una tarea solitaria, sino solidaria y colectiva y, si no se cuenta con apoyo, no se puede alcanzar el éxito. Se debe contar con una adecuada colaboración profesional como de un nutricionista y un psicólogo.
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